Las condiciones climáticas en la montaña no deben perderse de vista a la hora de analizar la dieta de quienes practiquen deportes invernales. Especialmente cuando esta práctica se realizar durante varias horas.
El esquiador y el snowboarder deben enfrentar cambios términos repentinos ya que mientras que en los refugios suele hacer bastante calor (por los servicios de calefacción pero también por la gran cantidad de gente que se concentra en esos espacios en tiempos de temporada alta), en la montaña, especialmente en los momentos de traslado en los medios de elevación (telesillas), el esquiador puede llegar a estar expuesto a condiciones de viento con sensaciones térmicas con sensaciones térmicas inferiores a los 20° bajo cero.
El esquiador puede pasar también por situaciones de stress por ejemplo cuando debe bajar por una pendiente con baja visibilidad, por ejemplo, por condiciones de niebla. En cualquier caso, esto puede traer inconvenientes para el aparato digestivo (a menor temperatura mayor acidez gástrica)
Es parte de una preparación saludable, tener en cuenta los siguientes parámetros de alimentación.
Son recomendables:
+ vegetales ricos en fibras (verduras y frutas frescas)
- carnes magras (pollo, pavo, conejo)
Se recomienda el consumo moderado de:
carnes y embutidos
dulces
sal
Respecto a la bebida se recomienda durante las comidas optar por las bebidas sin alcohol o de baja graduación alcohólica como la cerveza o vinos ligeros.
Si hemos seguido una dieta adecuada a modo de preparación, podremos permitirnos algunas licencias en temporada de esquí, aunque siempre evitando los excesos, porque más allá de aumentar de peso el organismo se puede ver perjudicado por el aumento de colesterol. El desgaste calórico será importante pero tal vez no tanto como para compensar una ingesta excesiva de calorías. Por otra parte, los problemas digestivos que pueden traer las bajas temperaturas no deberían ignorarse. La dieta óptima para una temporada de esfuerzo físico es una dieta de tipo “mediterránea”.
+ Tostadas + Fruta de estación + Leche semidescremada/yogurt + Copos de cereal
+ Galletas o frutos secos (higos, ciruelas)
+ Sopa de verduras (con abundante parmesano) + Aceite de oliva virgen + Carne blanca (unos 200 gr) + Guarnición: Papas cocidas / puré / ensalada / verdura hervida + Yogurt o helado
Ningún exceso es recomendable, pero especialmente el exceso de grasas es desaconsejable, lo mismo que el alcohol y las bebidas gaseosas. En los refugios no es lo mejor optar por platos demasiado elaborados o repostería con alto contenido de cremas y grasas.
Existen mitos respecto al consumo de alcohol en la montaña: aunque su consumo puede traer una sensación de bienestar, esta resulta efímera en tanto altera los reflejos y no solo pone en peligro el hígado sino el equilibrio térmico. Algo similar puede decirse en relación al azúcar, que al producir un aumento inmediato de la insulina hacen descender la glucemia y con ella generan una sensación de debilidad. Lo cierto es que al realizar un esfuerzo, nuestro cuerpo no necesita recursos adicionales: utiliza las reservas grasas y los hidratos de carbono.