Fijaciones para esquí de descenso

La tabla y la bota de esquí alpino se vinculan a través de las fijaciones. El sistema de sujeción ha alcanzado un importante nivel técnico de modo que permite que las caídas sean más seguras. En efecto, el objetivo de las fijaciones modernas es evitar los traumatismos. En los viejos tiempos, cuando los esquíes eran de madera y el sistema de fijación de la bota de esquí estaba fabricado por precarios estribos de hierro y correas de cuero. En aquellas épocas era bastante habitual que los esquiadores sufrieran traumatismos reiterados ya que los esquíes no se desprendían de las botas. Actualmente, las fijaciones tienen trabas de seguridad que sueltan la bota del esquí cuando esta se ve afectada por una fuerza determinada (por ejemplo, el impulso lateral de la punta de la bota). Se trata pues de prevenir los traumatismos que generalmente devienen de la trosión de la pierna: el calibrado interno del ajuste interno de la fijación regula el mecanismo.

Además de su importancia decisiva en términos de seguridad, la fijación deberá también ser capaz de transferir los impulsos del pie a la tabla de esquí. Los movimientos que realiza el esquiador no deben dispersarse a causa de deformaciones eslásticas excesivas a través de las fijaciones. Esta características debe satisfacer incluso las exigencias de los esquiadores expertos y de competición.

Toda fijación posee dos partes:

  • La puntera o parte superior: en esta se introduce la bota como primera acción en el procedimiento de enganche de la bota

  • La pieza talonera: es la parte posterior de la fijación en donde se introduce el talón como segunda acción en el procedimiento de enganche de la bota. La talonera posee una palanca que se levanta al enganchar la bota sobre la cual hay que presionar empujando hacia abajo para lograr el enganche.

por Graciela Paula Caldeiro